domingo, 24 de julio de 2011

conversamos







0 llamadas del susodicho, 1 taza de manzanilla, y buen repertorio de amy winehouse, 1000 anécdotas en un solo día, Hoy.

Desapercibida de agendas y planes desperté a una reunión familiar y hoy lo primero que me dijeron al despertar fue “tengo algo que decirte, pero será después” como si el mundo entero supiese algo y soy la ultima en enterarme “pa variar!” . Curiosamente lanzo la pregunta de una sola respuesta, esa frasecilla, no les resulta familiar?, “Tengo, algo que decirte” (realmente muy importante e irremplazable) “pero será después” (es tan importante pero tan importante que debe ser en otro momento) me incluyo en el grupo de personas que lo ha dicho alguna vez. Agotada de tanto drama en mi estelar vida decidí aceptar lo que venga.

La noticia fue de esas que recordaras toda la vida como una anécdota, así lo tome, al minuto y después de hacer las paces con ella y observar la escenografía como si estuviera viendo de lejos un avión volar lejos de aquí, la acepte y continúe, este día no podía cambiar de color.

Después de un peculiar desayuno con mi colorida familia, cada uno tan diferente a otro, con tanto que contar me encontré con unas amigas, habíamos quedado en hacer compras, algunos pinceles y nuevos hallazgos de venta donde encuentras aquellas cosas que por alguna razón podrías quedarte observando minutos, horas, días, al final lo lleves o no, pero esa es la entretenida historia incierta.

Un divertido trayecto en microbús lleno de anécdotas nos llevo al centro de lima, la gris, donde caminamos, observamos, sentimos, nos emocionamos, hablamos, corrimos, saltamos disfrutando del mas mínimo detalle de cada estimulo que nos ofrecía las saboridas calles de la ciudad.

Almorzando rendidas ante un seductor menú cerca de la plaza inmóvil y ajetreada, mirábamos el partido, compartimos con personas que no conocíamos la misma emoción, cantamos, gritamos Gol! A todo pulmón, reímos a carcajadas, soltamos de risas, nos reímos en el alma.

Relajadas, caminando hablando de mil y un temas que salían por todas partes, invadiendo y llenando cada paso sin destino de una singular emoción,  de esas descarriadas, que en el momento solo fluye y te hacen vibrar, era felicidad, estaba completa.

Como hoy, ya hacía tiempo que no tenía ninguna pregunta. Sí, no me cuestionaba nada, solo sentía, sentía las calles, sentía la música que no conocía, bailaba por dentro, y por fuera, celebramos los 4-1 goles de Perú!, y completamos la fila de baile que unos señores formaban saliendo de un bar cercano, nos juntamos, bailamos, tomamos fotos, conocimos, reímos, completando el itinerario de aventuras “porque si” sin buscar el broche de oro.
Después de un par de coqueteos inofensivos con los señores educados y tiernos del local, y bailar un par de temas buenísimos de los famosos Toques de Rulli rendo y temas por el estilo, salimos como continuando nuestra aventurilla del día, dirigiéndonos a conseguir el anhelado postre, pasamos por un par de aromáticas tiendas hindúes, hicimos algunas compras improvisadas y hasta conseguir el postre ya las tres caminábamos coordinadas naturalmente, divirtiéndonos.

Esto de lo incierto, lo había alguna vez escuchado de un biólogo llamado Walter, quien en más de un tema involucrado con ciencias de la complejidad me dejo sin palabras volando en algún universo desbordando preguntas y respuestas, lo Incierto tan físico en ese momento como lo palpable que fue hoy.

Lo cierto es que más tarde nos esperaba un concierto, con algunos amigos, los cuales vimos como si de una meta final se tratara al pasar saltando y gritando de emoción por las calles del ruidoso parque Kennedy, muchas banderas bailando como velos rozaban nuestros rostros y nosotros embriagadas de bohemia solo sorteando pasos.

En concierto logro perderme más, entre estribillos y coros que solo me encontraban desprevenida, sorprendida, encanta de covers de Beirut, que logran hacer danzar a cualquiera sobre un buffet de variados instrumentos que se deslizan en el aire, y te deslizan en el asiento del auditorio.

El concierto termino, todos salimos respirando con el mismo ritmo, vibrando con la misma intensidad y con ganas de danzar libremente, buscando algún lugar donde soltar las ganas de abrir los brazos y seguirnos a nosotros mismos.

Un local con un alto techo y la calidez del mismo lugar logrando que nos pongamos pies a la obra, sin dirigirnos a nada, como yoyos sin destino ni género musical solo danzamos.
La noche me involucro en su esencia y así como un yoyo y ya cansada de bailar conmigo totalmente complacida miraba las calles entre abriendo y cerrando los ojos en el taxi, recordando lo enamorada que estoy de la misma noche, lo tan brillante que resulto ser cuando escucho su voz en una tarde tan mía, como si él fuera parte de ella, yo la comparto, comparto mi tarde con él incluso a la distancia.

La avenida se explaya y es toda ella frente a mis ojos apoyada en las húmedas ventadas frías, y ella visita mis lagunas mentales..  Amy y su repertorio en mi cabeza como abriendo el closet donde se encuentra la prenda esperada, saco sus temas y me visto con ellas.
Suelo hacerlo desde hace mucho, Amy como muchos otros artistas acompañan muchos momentos.

Quería llevarlos a esto precisamente, después de todo el misceláneo día, lo termino recordando a una amiga que fantasmagóricamente se manifestaba y tomaba forma en sus canciones, ella me cuenta y yo a ella.

Ella los canta y yo los canto y esa es nuestra conversación.

Hace un par de años, con un par de amigos, Tambor y Mighosty, después de una noche muy larga y de mucho piano, cantábamos la misma canción en un taxi precisamente en esa misma avenida, la canción que retumbaba en ese momento mi cabeza como una canción de cuna, una canción de noche, de noche incierta porque nadie sabe, porque nadie predice nada, porque no ganas nada si nada intentas, porque ni pierdes nada, porque nada sale de ti si no empiezas a dar, porque si no cantas nadie escucha y el eco no repercute mas allá de tu piel.

Cantando el tema “Valery” a todo pulmón, a la hora del sereno, extasiados, agitados, cansados, los tres nos divertíamos, cantábamos detrás de esas letras el mismo idioma, la misma emoción que albergaba en cada cuerda vocal.

Sentía mi frente húmeda del frio de la ventana tranquila e inmóvil, y el mismo interior del vehículo veía a mighosty, a tambor, al taxista y a amy cantando y riendo. Lo que quiero decir, a lo que voy es que sin querer algunos temas cantan tu vida, algunos artistas, comparten la suya, algunas canciones nos abrazan y acogen, acogen momentos, acogen recuerdos, abrigan.

Hace poco otro artista al que frecuento visitar cancelo su gira en Latinoamérica porque tener una enfermedad de curioso apodo, creo que no creo en el fanatismo, pero una preocupación me envolvió y fue inevitable, como si de un amigo se tratase, un amigo no cercano, ni lejanos, una voz, una melodía, una composición, arte que lleva a mis oídos y mas, la comprensión, el abrazo de la misma canción, el susurro de esta, esto y más a cualquier hora, la escucho. Escucho algunos temas en sueños, y algunos temas contienen horas, días, años, de mi vida, y yo les correspondo y las escuchó con todos los sentidos.

En esa oportunidad nunca supe que fue, acaso fanatismo?, una alucinación y creencia de comunicarme con él, o cierta comunicación que hay en algo que uno entrega y otro corresponde, así nunca conozcamos a esos compositores, a esas voces, a esos rostros, y estos nunca sepan nuestros nombres, ya nos reconocemos y si hay una conexión que trasciende tiempos, historias, vidas, como los autores y sus libros, los artistas y sus obras,  el mensaje está. Y son correspondidos. Y las encuentras y ellas a ti. Nos buscamos sin saberlo.

El itinerario encontró naturalmente su broche de oro, las 2am, otra taza de manzanilla, 1000 sueños por encontrar, 1 luna incierta como los días y los acontecimientos (y las canciones), y un repertorio de Amy, iré al sobre a soñar con algún tema suyo en mente, tan apresurada ella , a, tal como es, ya me responde en otro.


tambor y mighosty, canciones del mejor repertorio

2 comentarios:

  1. las cosas suelen pasar y no vuele nunca mas, por eso no debemos vivir del pasado.. total el desfile siempre va a ser mirar hacia adelante.. jamas me ghusto la musica de amy.
    u.U

    ResponderEliminar