sábado, 20 de noviembre de 2010

el cuento de nunca empezar




Hace tiempo que nunca había resultado tan viva. En algún lugar de Gaia se escondió un mal humor, que empaco sus pecados y sus temores y se aisló en el lugar más recóndito de su misma alma.


Solo vagaba en la caverna viendo luces reflejadas, agitadas, olvidadizas, monocromas, todas al mismo ritmo de una melodía, una melodía que más parecían letras subliminales, de los cuales algunos idiomas resultaban descontroladamente concurridos, el idioma Corma, el idioma Nocte, el idioma Caraná o Quaranah, y algunos dialectos como el Doma.

El ritmo en las horas de luz se bailaba con las manos descalzas y los cabellos resueltos, peinados por brisas de diferentes orientaciones.

En las horas de penumbra, algunos días y algunas noches embriagaban a tantos individuos que estos quedaban adormecidos, tan intensamente que algunos no volvían a recuperar sus estímulos.
En el bolso sin monedas, las impurezas más indelebles se iban ahogando con cada vez más ganas de por suerte flotar y liberarse de prejuicios y de Arquímedes.

Tales viajes de vida en vida, de época en época, de inciertos individuos que caminaban en el tiempo, de espaldas, convertían cada paso en una contrariedad pensando tan solo en querer ir dando el frente.
A veces verdades alternas a la naturaleza agitaban Gaia y los personajes quedaban tan inmóviles de temor que miraban al lado, como naciendo, pero luego de reaccionar olvidaban el suceso y lo guardaban en el último cajón del subconsciente.

Aquellas sombras caminantes cruzaban ritmos, alientos y muchas veces últimos alientos, estacionándose de vez en cuando para que los que iban heridos se colocaran mas vendas (en los ojos) hechas de fibras dulces como la manzana y otros sedientos bebieran como camellos, de oasis que imaginaban, en los que habían todo tipo de vegetación, hasta madreselvas e hinojos, y por fortuna algunas veces prados de hierba azul, pero solo los encontraban los que dormían de vez en cuando o los que en tardes de cansancio en lo alto del monte no cerraban los ojos.

Los pecados y los temores que corren a esconderse serian la misma contrariedad de la razón de ser y el ritual que podría descifrarnos el mapa que nos llevarían a hacer las paces y extirparlos seria cantar Voluntad.

jueves, 11 de noviembre de 2010

only time


..between the breeze